Espero que la receta de hoy os sorprenda tanto como a mí. Lo probé como aperitivo pero pienso que perfectamente podría servirse como acompañamiento de una carne. Del calabacín ya hemos hablado en diversas ocasiones y poco más podemos añadir. Su alto contenido en agua hace que se trate de una hortaliza con muy poco poder calórico aun que dada su capacidad de absorción de aceite, este puede variar dependiendo de la forma en que lo guisemos. También deciros que tiene efectos diuréticos, laxantes y previene la hipertensión. La receta nos la ha facilitado nuestra amiga y seguidora del blog Bea de Alcoy y es la siguiente:
Ingredientes
1 calabacín tierno (unos 400 g aprox.)
Aceite de oliva (virgen o intenso)
1 cucharada sopera de sal
3 partes de agua
1 parte de vinagre
Elegiremos calabacín o calabacines pequeños y tiernos ya que los grandes suelen tener muchas pepitas y la carne más dura, lo que nos estropearía el plato. Lo primero que hay que hacer es cortarlo en crudo en cuadritos pequeños (1/2 cm más o menos). Si podéis hacerlo con una mandolina, mucho mejor ya que se quedarán todos los trozos igualados. Luego los dejaremos en maceración con agua, sal y vinagre durante una hora. Probaremos y si no está a nuestro gusto de vinagre, podemos añadir más o bien más agua si no lo queremos tan fuerte y lo dejaremos un poco más. Teniendo en cuenta que cuanto más rato esté más tomará del vinagre, podemos ir probando de vez en cuando hasta que esté a nuestro gusto. Repasar con un colador y meter en un tarro de cristal cubierto de aceite. Este aceite también puede perfumarse con un poco de ajo y especies como orégano, tomillo o romero. Axial de sencillo y así de simple. También podría cortarse en tiras finas y largas de unos 10 cms y así tendríamos un plato de. . . . . boquerones vegetarianos
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