De todos es conocida la dureza del pulpo. Para poderlos guisar es necesario ablandar su carne, lo cual se puede conseguir de dos formas: O bien, como se hacía antaño, dandoles una páliza con un mazo de madera o, como se hace ahora, que es metiendolos en el congelador 3 ó 4 dias. Este cefalopodo fué alimento de subsistencia en épocas de penuria y por tanto despreciado injustamente, pero en la actualidad no son pocos los restaurantes quienes los han incluido en sus cartas elaborandose innumerables entrantes o aperitivos y platos principales de gran consistencia. Hoy nos conformaremos con una de las recetas más sencillas y nos hará falta:
1’5 kg de pulpo
1 kg de cebollas
4 ajos
1 vaso de vino blanco
3 vasos de agua
2 hojas de laurel
1 cucharita de pimentón dulce
Aceite de oliva
Sal
El pulpo ya sabeis que debe permanecer en el congelador unos 3 ó 4 dias para que se rompa su estructura nerviosa y se ablande su carne. Una vez descongelado el o los pulpos, los limpiaremos y los cortaremos en trozos medianos.Continuaremos laminando unos ajos y cortando en juliana las cebollas. En una cazuela de barro, procederemos a sofreir el ajo y la cebolla hasta conseguir que esta última se dore. Añadir el pimentón, darle unas vueltas y acto seguido echar el pulpo troceado, el vino, el agua, el laurel y sal a gusto. Bajar el fuego al mínimo y dejar cocer hasta que el pulpo esté blando, se consuma todo el caldo y se quede una salsita espesa en la que mojaremos todo el pan que nuestra dieta o nuestra conciencia nos permita. Retirar las hojas de laurel y servir a la mesa. Un rosadito fresco acompañará bien. Buen provecho.
2 comentarios:
Che que bó en sebeta.
Besos
Riquisiimoo, me llevo un plato, un beso.
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