Una señora que me hubiese
gustado conocer y que desafortunadamente ya no está entre nosotros, en muchas
ocasiones decía: “Saber vivir es la clave que vivir todo el mundo sabe”. Lo
digo porque platos de pulpo bien preparados podremos encontrar en muchos
sitios, pero sinceramente creo que cuando probéis la receta de hoy, que con
tanto cariño cocinaba dicha señora y que ha llegado a mis manos con
correcciones generacionales, estoy convencido os costará cambiar la forma de
guisar este cefalópodo. Simplemente espectacular.
Para 4 personas deberemos
aprovisionarnos de:
4 pulpos de ½ kg
aproximadamente cada uno
1 tomate maduro mediano
11 dientes de ajo (machacados
a golpe)
1 vaso (de los de agua) de
vino tinto
3 cucharaditas (de las de café)
de pimentón rojo en hojilla.
Aceite de oliva
Si podéis comprar pulpos de
roca, hacedlo ya que son mucho más sabrosos que los normales. Los limpiaremos y
les separemos las patas una a una. Lo que es la cabeza podemos utilizarla para
otros guisos aun que hay quien la trocea y los añade a las patas. Cogeremos una
cazuela lo suficientemente grande como para que nos quepa todo y cubriremos el
fondo con aceite de oliva, añadiremos, todo en crudo, el pulpo, el tomate
partido por la mitad, los ajos chafados con piel y el pimentón. Mezclar todo y
dejar cocer a fuego fuerte. Veremos como el pulpo va soltando agua. Esperar a
que esta reduzca y regar con el vino. Bajar el fuego al mínimo y dejar cocer
una hora aproximadamente hasta que la salsa reduzca y quede bien espesa Este
tiempo es orientativo y depende de la potencia del fuego. Antes de que empiece
a pegarse y el aceite sea visible, apagar el fuego. Quitar el pezón y la piel del tomate
que se habrá deshecho. Servir con una buena barra de pan y …
a mojaaaarrr.
Ya me contareis
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